"La idea de fijar un idioma nace de la ingenua creencia en su insuperable perfección. Personas ansiosas y maravilladas instan a guardarlo en una vitrina a cubierto del polvo, alejado del riesgo callejero, del vulgo ignorante, de los escritores bárbaros e irrespetuosos" (...) Ernesto Sabato (Heterodoxia)

no se

no se.
lei al dani, a Míster Brooks y a Mísis de Cobre y no entendí nada, o entendí todo y aún eso, no sé. Queda claro.
Sigo esperando el continuo del introito pero voy a decir lo que pienso, agregar alguito justo ahora, porque dentro de tres minutos ya no se, a eso lo sé.

Si te quedan cuatro o siete metros de vida en aquel bar (dani y Brooks dixit, creo), contado como fue, me parece que es así.
También es como dice Cobre: dimensiones, otras. Aprehensibles o no, según la cantidad de ingesta de ¿J&B?. Tal vez.

Cuatro o siete metros en esta dimensión tan conocida parecen ser pocos, pero en otras, quizás sea demasiada vida. ¿Cuantas conversaciones con el Juste podés tener en semejante cantidad de centímetros? ¿y los revires y los recules? ¿Qué? ¿esos no cuentan? Como el dial de las radios viejas, digo yo: de un lado para el otro según nos venga el humor, y así nos pasamos añares y añares y el aparatito no medía más de 35 cm.
O por ahí estamos condenados como ese tipo que cargaba la piedra y que la pucha no me acuerdo. Tántalo? No sé, no me acuerdo y seguro no importa.

Lindo lo que después le contestó Cobre a Brooks aunque la pobre andaba medio confudida, y tal vez por eso, se le entiende tanto. Cuando a nosotros nos vienen con seguridades, desconfiamos y no entendemos, y lo más importante, no creemos. Fe. Palabra cortita y jodida que se me acaba de colar. Fushhh.... juera!

Y termino esta clarificadora entrada con Gorki (¿?) tampoco me acuerdo, pero siempre se me viene a la memoria un librito chiquitito que tenía como ilustración de tapa un reloj. No tan complicado ni bonito como ese que nos mostró nuestra amiga, pero un reloj al fin. Creo que el tipo ese decía que nada es medible sino a través del tiempo que transcurre en la observación. Por ejemplo 10 metros serán 45 segundos, llegar a París desde Buenos Aires no son 15.000 kilómetros sino 12 horas en aeroplano, y no sé cuantos días en barco. Nadando nadie contó, creo.
O en realidad lo que decía era exactamente lo contrario. No sé. Pero sí tengo la certeza de que la moraleja del petit livrè era que el tic tac no se podía detener, y ahí estaba la joda.

Todo este embrollo es para decirle al antifijista que estaba en el bar que para mi, no es que le quedaban cuatro metros de vida, le queda el tiempo que le lleve transcurrirlos.
Y acá me acuerdo de Voltaire y un lindo cuentito: "El Tiempo, el gran consolador", en donde un par de personajes aprendían la lección: la vida y sus circunstancias es lo que el Tiempo te permite que sean.

¿qué tiempo? me pregunto y me voy.
Tengo que llevar una novela que acabo de terminar de escribir a un corrector que me cobra barato y después volver al hospital de día, junto a los otros locos.

Besos, saludos y espero que ese señor antifijista que empezó a contar su vida desde una mirada muy interesante, nos envíe noticias
Lo mismo para todos los muchachos.
Maria

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Apreciada María, muy atinadas tus consideraciones sobre el introito. Todo es relativo y antifijista. ¿Por ejemplo, la bella efímera que ejecuta su danza nupcial al atardecer ( mientras el disco rojo que marca su tiempo se hunde poco a poco en el río) a la búsqueda de su perpetuación, no vive una vida plena? ¿El hecho de que su vida se mida en unas pocas horas, dedicadas a su frenética pasión, las convierte es seres poco realizados?
Lo nuestro sólo es un instante más, y sin embargo vivimos como si la barra de ese bar fuera eterna (o larguísima). Craso error y gran horror.
De ahí parte todo, y cuando alguien es consciente de esto, se convierte en ferviente antifijista, como quedará plasmado indubitablemente en las siguientes entregas.
Tienes que hablarme de tu novela y de lo locos que parecen los "cuerdos" vistos desde un hospital de día.
Un gran beso.
dani.

-.M.- dijo...

ah... ¿le había pegado un poco? Mirá vos! Igual, y visto (sin leer aún) ese telegrama con que se manda la de Cobre, he terminado de convencerme de que hice el mejor trabajo de mi vida y ya merezco retirarme, así, en plena gloria: un día mis "inquietudes" me llevaron a crear este lugar, protestando enrabietada como la chiquilina que suele dominarme desde mi interior mio, y resultó que atraje a los más contundentes, preciados y preciosos antifijistas del mundo.
Es demasiado para mi... (mirá dani, si no anduviera por aqui la Misis de Cobre tan papista ella, hasta me animaría a decirte que despues de ésto, y sobre todo de tus entradas -fig. y lit- [juas], ya no necesito más sexo en mi vida.
Me acomodo al lado del antifijista aquel que se pensó (ergo sum), me lo quedo mirando absolutamente entregada y me zambullo en su existencia mientras dure, sean dos, cuatro o siete metros... o esos microsegundos del momento axial, pleno, del grito y luego el reposo; el más lindo de esos "instantes" de los que hablás... Se entiende, no?)
Besos porteños, indisciplinados, saltarines y embriagados de la madrugada

Anónimo dijo...

Muy bien ñamaría, muy bien.
Usté está que se sale con lo del microsegundo (casi mejor toda la microvida).
Usté tiene que meterle más bola al sitio, y no dejármelo abandonao como estos días. Sin su tirón esto anda a trancas y barrancas.
Un besazo efímero.
dani.